Ayer (5 de septiembre 2023) fui a Ikea Vallecas a buscar una alfombra y no la encontré. Providencialmente la que sí estaba era una Vindum verde que hacía 3 años que me tenía enamorada pero no me había podido comprar hasta el momento por diferentes motivos. Estaba rebajada y esperándome. Lamentablemente ¡era la última! Solo quedaba la de exposición. Busqué a algún empleado que me pudiera ayudar y por dos veces me enviaron a otra sección (al parecer andan cortos de personal). Finalmente dí con Abraham que, muy amablemente y con una sonrisa, dejó lo que estaba haciendo para buscarme una solución. Tuvo que pedir ayuda a su compañera Eme y entre los dos removieron Roma con Santiago para que me pudiera llevar mi alfombra a casa. Algunas de las cosas que hicieron por mí fueron: - Se aseguraron de que no estaba en el almacén de Vallecas - Buscaron en otros Ikeas (pero sin éxito) - Preguntaron a compañeros por el chat que tienen - Llamaron al encargado/a Todo esto sin dejar de atender a otros clientes también. Finalmente, consiguieron el permiso para descolgar la alfombra, doblarla y, no contentos con eso, acompañarnos hasta la oficina para rebajar el precio. Quise darles un abrazo y, aunque Eme, super profesional, no quiso (sin duda porque no quería que se le notaran las alas de ángel de su espalda) le di dos a Abraham para compensar. ¡Ah! ¡¡¡y encima se disculpó por hacernos esperar!!! ¡Después de todo lo que hicieron por nosotros y nuestra alfombra! Es muy difícil encontrar personal tan amable y dispuesto a ayudar a los clientes en establecimientos tan gigantescos como IKEA. Ayer mi marido y yo nos sentimos tratados como en la tienda de muebles más exclusiva. Eme y Abraham se merecen un bonus, si es que Ikea hace algo de eso. Son personal valioso.